Angelus_Shun Administradora - Angelique Dómine (Detective)
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| Tema: + Clanes Rouvellant y Lausalesst + Su Pasado Sáb Jul 26, 2008 11:47 pm | |
| *Adaptación de la obra original de Emerald Miracles (Maestra Literaria de Secret Lovers)* La Historia :
Clanes Lausalesst y Rouvellant En un pasado lejano, hace más de 200 años, ambos reinos coexistían en profundas guerras por el poder que dieron lugar a centenares de muertes.
Dominado por la ambición, el rey Rouvellant con ayuda de algunas alianzas entre la corte de Lausalesst decidió tenderle una trampa, envenenando a Alucard, pasando así a adueñarse de su reino y asesinando a todos aquellos que osaran interponerse a su nueva empresa.
El pueblo, la ciudad, las riquezas, el ejército de Lausalesst quedaron a merced del reino opositor. En pocos días Rouvellant se encontraba preparado para extender sus dominios más allá de lo imaginable.
Una sanguinaria era se iniciaba horribles asesinatos de mujeres y hombres se llevaban a cabo todos los días. El nuevo monarca, no toleraba una sola idea que pudiera contradecirlo. La antigua armonía de la que había gozado el imperio de Alucard parecía haber sido solo un sueño.
Más allá de la muerte, su alma, no encontraba paz, vagando por sus tierras en busca de venganza, siendo testigo de la masacre de su gente, su odio, lo volvió inmortal. El emperador que en vida solo profesara justicia y bondad había cambiado, su ira era incontrolable y en un oscuro pacto con el mundo de las tinieblas volvió a la vida.
Nada quedaba de la generosidad de su alma, entre la oscura noche que cubría el palacio comenzó a asesinar de la manera mas horrenda, uno a uno a quienes lo traicionaron, toda su corte pereció en sus manos.No tardó demasiado en encontrar a Rouvellant, desangrándolo lentamente de la forma más dolorosa, crucificándolo con estacas que traspasaban su cuerpo.
Nunca más fue el mismo, el joven Alucard, necesitaba noche a noche, día a día, alimentarse de sangre y el reino de Milo ó lo que quedaba de él se convirtió en su reserva alimenticia.Muchos trataron de emigrar a otras ciudades pero casi nadie lo conseguía, el rey había formado una nueva corte con seres nocturnos y despiadados, igual a él, deseosos por beber sangre.
Todas las doncellas fueron pereciendo, Lausalesst pedía a cambio de tranquilidad para su pueblo, un sacrificio semanal de las mujeres más bellas de los reinos que componían su imperio, cada vez más extenso, como resultado de las vitorias de su ejercito, seres ahora inmortales para los que una batalla, no significaba nada.Médium Esmeralda Horrorizados por esta actitud, distintas ciudades se unieron para buscar una solución al problema, nadie estaba a salvo y cualquier día podría ser el último que sus ojos vieran. Decidieron acudir a una muchacha que no guardaba relación con la nobleza. Se trataba simplemente de una joven que vivía en una de las muchas aldeas de la ciudad.
Se decía que sus ahora ancianos padres habían sido los hechiceros más poderosos del reinado anterior a los que el padre de Alucard solía consultar siempre, antes de una batalla. Poseedores de dones, como la visión podían predecir hechos antes de que ocurrieran y manejaban a la perfección cientos de conjuros por lo que esta doncella resultaba virtuosa para la gente del reino.
La buscaron, obligándola a intervenir a favor de ellos, secuestrando a sus padres y amenazando con darles muerte, sino cumplía con el pedido. Ellos eran todo lo que la muchacha tenía y aceptó la oferta. Vestida como una legítima princesa, hermosa y delicada, como nadie antes lo hubiera notado por las pobres vestimentas que cubrían su armoniosa figura se convertía así en el perfecto señuelo para distraer al soberano.
La habitual fiesta-sacrificio en palacio tuvo lugar entre otras 20 jóvenes, se encontraba ella. No tardó en capturar la atención de Lausalesst, casi instantáneamente en su interior su corazón se sentía morir de terror al verse rodeada por los brazos de su señor pero callaba, toda sospecha debía disimularse.
Además de sus poderes y radiante belleza, contaba con una dote que no había sido descubierta aún, una melodiosa voz con la que deleitaba al monarca, todas las noches, ofreciéndole un concierto memorable. Los días pasaban y Esmeralda aún vivía, incluso, gozando de ciertos privilegios inimaginables, como poder dejar el palacio con la sola promesa de regresar todas las noches con su amo. Los mentores de este hábil plan, no podían dejar de lado, su sorpresa … ¿Acaso el vampiro se habría enamorado? No podía ser posible …
Las muertes por vampiros en la ciudad de Lausalesst, descendieron considerablemente al igual que los sacrificios, un nuevo aire de paz podía respirarse pero las guerras contra otros reinos continuaron. Estos seres necesitaban alimentarse a cualquier precio y su líder conocía mejor que nadie aquellas necesidades primarias que no podía, ni debía negar a su oscuro ejército.
La ciudad aun no lograba una tranquilidad completa, no podían confiar su destino a ese supuesto amor que se dejaba entrever por parte de Lausalesst por lo que ordenaron a la joven matarlo, cuando el estuviera dormido e indefenso, solo ella contaba con la posibilidad de estar cerca de él pero la muchacha intentó rehusarse a esto, un gran cariño por el vampiro había crecido en su corazón. -¡¡¡Te ha hechizado!!! ¿¿No puedes comprenderlo?? ¡¡Es una bestia maldita!!! (eran los reproches que se repetían una y otra vez por parte de las autoridades de la ciudad)
Las amenazas se volvieron más fuertes, esta vez quemarían a sus padres, sino cumplía la misión, como complemento a su martirio, esa noche, no vacilaron en golpearla, acusándola de brujería pero no la mataron, la necesitaban viva.
Una noche, como tantas se dirigió al castillo de su señor, hermosa, radiante, sonriente, disimulando en sus ojos, el pesado dolor que escoltaba consigo, brindando a su amo la noche más especial de todas las que hubieran compartido.
Valiéndose de aquellos deseos que de hombre aún conservaba el corazón de Alucard, la joven consiguió dormirlo en un profundo sueño, sumergiéndolo en un hechizo que duraría 100 años. Había cumplido su promesa pero a la vez su cometido, sin dañar a su señor, ofreciéndole la oportunidad de resucitar algún día.
En sus últimos segundos de conciencia, una lágrima se dejaba ver en los ojos de Lausalesst :
-¿Qué has hecho, mujer? … ¿por qué si tanto, te he amado?
Los verdes ojos de la doncella se cubrían de lágrimas y su semblante dejaba percibir una gran angustia que parecía no tener fin.
-No te olvides, mujer que esta noche, me he convertido en tu único dueño. Ahora me duermo en tus brazos pero en 100 años, nuevamente estaré contigo.
Nuestras vidas serán una, donde el tiempo y el espacio, no tenga ningún efecto y regresaré por ti, esta y todas las veces, siempre y eternamente ... Te lo juro …
A partir de aquel momento, bajo la luz de luna, la vida de Lausalesst y su querida Esmeralda se unían para siempre producto de esta nueva maldición, ella durmiéndolo por 100 años y el condenándola a ser suya por toda la eternidad …Médium Orfeo Ruttsseu El rey Rouvellant se desangraba lentamente, pereciendo un atroz dolor. Nadie podía socorrerlo, su corte estaba muerta.Cuando sentía que sus fuerzas, lo abandonaban alcanzó visualizar a un hombre que lo ayudó, recostándolo sobre una cama, tratando de curar sus heridas con polvos extraños.
-Mi señor, Rouvellant ¿puede oírme?
El soberano se encontraba agonizando, razón por la cual, le resultaba casi imposible hablar, solo asintió. Se trataba de un joven de su corte, quien ahora le ofrecía, vida eterna a cambio de su lealtad. Él había sido uno sus funcionarios más destacados pero esa noche con el ataque de Lausalesst, uno de sus hombres, lo mordió.Consiguió salvarse milagrosamente con ayuda de una espada pero se había desagrado bastante y su muerte era inevitable.
-Ud y yo moriremos, mi señor pero podemos volver a encontrarnos, dentro de poco y tomar venganza por esta humillación, solo júreme lealtad y despertaremos en una nueva era.Poseo conocimientos en magia muy poderosos y puedo convertir este dolor, solo en un sueño.
Casi inconsciente Milo recordaba las historias que le habían contado sobre él y sus extrañas virtudes sobrenaturales. No le quedaba, nada que perder, nada que esperar, así que afirmó:
–Sí, lo juro, si consigues que mi muerte sea solo un mal pasar te he de buscar en otra vida para recompensarte por todo tienes mi palabra.
Del interior de uno de sus bolsillos, el joven tomó una afilada daga, abriendo aún más la herida de su muñeca, facilitándosela para beber a Rouvellant con las últimas fuerzas que le restaban.
De los labios de aquel hombre, un extraño conjuro tenía lugar simultáneamente, los ojos del monarca se cerraban, desangrándose lentamente al igual que el cuerpo de aquel joven que ahora dormía para siempre al lado de su señor… | |
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