Primera Hora De La Tarde (Aioros, Profesor De Literatura)

Sin mas provocaciones siento sus embestidas fuertes, profundas, casi
violentas haciendome delirar, era una mezcla perfecta entre un ligero
dolor y un inmenso placer, mis gemidos se hacían cada vez mas
frecuentes, era simplemente fantastica la manera en que me estaba
tomando, me hacía el amor de una manera tan deliciosa que no podría
aceptar que solo fuera por esta ocasión.
Ante la posición mis labios quedan a una distancia imposible, quisiera
besarlo, abrazarlo, con esto mis palabras estarían de más, todas esas
tonterias quedaban olvidadas ya que eran falsas, me gustaba demasiado
lo que hacía como para seguir protestando sin motivo alguno, volteo mi
cabeza viendo de reojo su rostro sumergido en placer, sus mejillas
sonrosadas y los ojos entrecerrados, su boca ligeramente abierta
emitiendo sonidos perceptibles para mis oidos- Aioros AHHHH...- jadeo
abiertamente al sentir chocar sus testiculos chocar con mis nalgas-
besame- pido completamente excitado- Besame por favor!!!- totalmente
sumiso ante su mirada ahora penetrante hacia mi, estaba sediendo ante
él pero me gustaba... me gustaba ser dominado por él aunque cualquier
orgullo en mí quedaba totalmente sumergido ante sus caricias...

Su cuerpo, se acopla perfectamente al mio. Danzamos sobre el suelo, estirados, disfrutando de ese placentero momento y viendo por fin a Orfeo entregado, sin reparos, sin miedo a temer que su orgullo quede mancillado.

- No hay nada de malo en entregarse al placer - susurro delicadamente en su oido mordiendo depués su lobulo - hay que olvidarse del maldito orgullo de vez en cuando... - añado dejando que mi sexo entre completamente en él.

Me paro, deseo deleitarme con ese momento, me pide que lo bese, lo jadea, lo exije entre gemidos, dulces gemidos que nunca en la vida pensé escuchar de sus labios. Ronronea como un gato que es acariciado, tocado dandole ese sublime placer que tanto adoran...

Abrazo su cuerpo, dejando que la nula distancia de nuestros cuerpo, si es que la había, se unan, se peguen por completo, haciendole sentir mi miembro palpitar en su interion, dejando que mi agitada respiración se calme por un momento para colmarle con ese beso que me demanda y que estoy deseando darle.

Me acerco a sus labios no sin antes besar su cuello y trapo su labio inferior suavemente entre mis dientes para luego introducir mi lengua lo más que puedo, enroscandola a la suya, degustandola sin contemplamientos.

Mientras le beso, incorporo mi cuerpo arrastrando el suyo con el mio para que quedemos sentados, sin salir de su cuerpo que ahora me vuelve a dar la espalda cuando separa sus labios de los mios al sentir como mi carne se adentra más en la suya pudiendome sentir completamente.

- Ahhhh... Orfeo... - suspiro empezando a moverlo ayudandole con mis brazos en sus caderas.

Sentía su correspondencia a cada una de mis peticiones simplemente dejandome hacer, mi cuerpo unido al suyo tocando el sudor que brotaba de su piel, sumergiendome en ese mar de sensaciones que tanto me colmaban, que tanto me extasiaban y me hacía perder poco a poco la cordura que me quedaba- te amo...- susurro sin siquiera pensar en el significado de aquellas palabras dejandolas salir libremente de mis labios ante aquella nueva posición en la cual mi cuerpo comenzaba a moverse encima suyo sintiendo como con sus manos me iba guiando entrando en lo mas profundo y en aquella parte que disfrutaba de los continuos roses de su interrupción.

Ahhh te amo maldito bastardo- susurro entrecerrando mis ojos relativamente obligado a caer en su pene, sentirlo en mis adentros, ese delicoso calor al entrar y salir de aquella erógena parte que pedía a gritos ser llenada por él, sin que yo pudiera evitarlo aunque… ¿Me gustaría evitarlo?...

No puedo dejar de moverme, aumento significativamente el ritmo haciendo flexión con mis rodillas alcanzando una velocidad sorprendente, llena de lujuría, deseo y rabia, mis manos se dirígen a mi miembro que en estos momentos anhelaba ser tocado, lo tomo y jalo en un vaiven riquísimo y sádico, en donde el dolor entro en conbate dejandome a su merced, tratando de alcanzar aquel ritmo y al lograrlo gimiendo, mas que jadeos de deseo eran gritos, mi cuerpo estremecía ante el contacto del frio sudor de nuestros cuerpos, su saliva y el estrepitoso aliento que chocaba con continuidad en mi cuello…

- Shhhh... Yo me encargo de eso... - le digo retirando su mano de su sexo.

Trata de impedirmelo, parece que desea estallar de una buena vez, pero eso no es algo que el pueda controlar. En todo caso yo decidiré cuando quiero que estalle, que reviente de placer... Así que llevo sus manos al suelo y lo dejo casi de pie pero enseguida lo dejo de rodillas apoyado sobre sus manos y sintiendome como empiezo a moverme de nuevo.

- Ese aire tan malo, pero a la vez sin quererlo eres tierno te da un halo perfecto Orfeo - le digo para después empezar a dejar suaves mordiscos sobre su piel, por su espalda en concreto inclinandome y penetrando fuerte mientras lo hago.

Su cuerpo delicado, pero bien torneado, y su estrechez me excitan de un modo increible, casi no puedo contener las ganas de terminar, pero no es eso lo que deseo, quiero que este momento sea largo y placentero y que mejor modo de conseguirlo que postergar el momento.

Dejo de morderle resostando mi abdomen sobre su espalda y lamo su cuello sintiendo y viendo como se eriza su piel quedando completamente quieto y negandole el placer que tanto desea...

- Ahhh... Dime Orfeo... ¿Te gusta estar así, bajo mi cuerpo? - susurro a su oido agarrando fuerte su cadera, casi clavando mis uñas en ella.

Sí…- susurro sintiendo mi respiración impidiendome hablar- me encanta sentirte dentro de mí- digo al sentir sus uñas lastimando mi piel, hieriendola de una placentera manera, entra en mí con la facilidad que solo él ah sido capaz, el único en hacerme estremecer de este modo, notó su sonrisa en parte triunfante que me desgarra y provoca vuelve a penetrarme quisiera acabar de una maldita vez y no me lo permite, soy esclavo de su pasión , no me permite tocarme haciendolo por mí
obligandome a obedecerlo, a la sumisión de sus besos, pero me encantaba…

Ahhhh Aioros a tí… te gusta… te gusta cogerme maldito?- pregunto con pasión y entrega sin provocar nada mas que mi excitación creciera y mi cuerpo pidiera más velocidad en sus atenciones, quería perderme en el climax del palcer con él pero era cruel al decidir mi placer como si fuera el suyo y lo era, quería ser suyo a pesar los anteriores resentimientos- Ohhhh Aioros porfavor…- susurro sometido ante la fuerza de sus brazos- ya… ya no aguanto más…- cierro mis ojos con fuerza al sentir aquel
punto dentro de mi cuerpo ser mancillado por la dureza de su pene- Hazme venir…- grito en un desenfreno de pasión- quiero sentirte llenarme- no puedo evitar que mis palabras salgan- por favor… eyacula en mí… por favor…- siento como se tensa ante mis palabras, cosa que no paso desapercibida por mí…

Contesta a mi pregunta de una forma deliciosa, una en la que me hace aferrar más fuerte su cadera profundizando la penteración pero sin dejar que termine, quiero comermelo entero, y esa parte tan deliciosa, es la proxima en disfurtar de los placeres de mi lengua.

- Como no Orfeo - respondo a la suya - es imposible no amarte, imposible resistir la tentacion de tomar tu cuerpo en cualquier lugar, eres el deseo hecho carne, los dioses arrancaron un pedazo de cielo y te dieron vida, pareces un angel, pero uno divino, lascivo, pervertido, con todas sus virtudes y defectos.

Sigo embistiendole, mientras el trata de aumentar el ritmo, acelerando sus movimientos cuando empieza a jadear descontroladamente, a decir palabras que me excitan de un modo muy particular. Sus formas, sus exquisitas maneras de ordenarte las cosas te hacen querer matarle, tendré que enseñarle unos poquitos modales, pero eso será después de que esto acabe...

- Hazme venir - grita de pronto olvidando los jadeos - quiero sentirte llenarme... - dice sin control - por favor... eycula en mí... por favor - pide, ruega llegando casi al limite.

- Tus deseos son ordenes para mi Orfi - contesto a su oido frenando en seco, presionando su cuerpo contra el mio dejandole sentir dentro de el todo mi endurecido sexo.

Lo retengo unos momentos, eliciosos momentos en los que puedo sentir como su anillo palpita sobre mi sexo, provocandome una excitación desmedida, pero retomo mis intenciones y salgo lenta, muy lentamente de su cuerpo, y lo tumbo boca arriba sobre el suelo. Me acerco a sus apetitosos labios y sin pensar las consecuencias le digo antes de besarle de nuevo.

- Te amo Orfi... Quiero devorarte a cada rato... ¿Estás listo?

Beso sus labios con fuerza y desciendo hasta su sexo, ese mismo que clama por estallar y el cual meto en mi boca rapidamente para que lo haga. Jadea y gime sin cesar, regalandome una melodia excitante pero lo haré explotar, ya lo castigué antes, ahora no tendrá que esperar...

Saco mi boca de su sexo, solo un segundo en el que aprovecho para humedecer mi dedo medio y lo deslizo hasta su entrada para penetrarlo de nuevo con él.
Me incorporo levemente viendo como arquea su cuerpo, como cierra sus puños y muerde su labio entendiendo lo mucho que está disfrutando.

Vuelvo hasta su virilidad y la engullo nuevamente, la muerdo sobre su punta y oigo un ahogado suspiro de sus labios para inundar mi boca con su liquido espeso del cual no dejo que se desperdicie ni una sola gota.

- Te gustó así Orfeo... - pregunto llegando hasta su cara y apartando sus finos cabellos de su rostro - Ahora voy yo - susurro haciendole abrir los ojos de par en par.

Me coloco sobre él y lo embisto entrando completamente, tocando mis testiculos con su trasero, arrancando un gemido de sus labios...

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Lupis, gomen nasai, disculpa la tardanza, no es por gusto, creeme, se que me repito, pero ando muy escasa de tiempo.

Me hace eyacular en su boca de la manera mas placentera
sintiendo mi espalda arquearse
por el infinito placer que recorria cada milimetro de mi cuerpo, me
quedo absorto en mis pensamientos aún con los espasmos de placer en mi,
tratando de normalizar mi respiración pero no podía hacerlo, comienza a
entrar en mi nuevamente diciendo que es su turno y yo lo recibo con
pasión gimiendo por la anterior entrega- yo también te amo a ti-
susurro con mis ojos dilatados besando suavemente sus labios ya
hichados por las mordidas y besos robados, tratando de demostrar con
ese beso muchas cosas que en sí desconocía.
Le siento poseerme de una manera casí brusca pero
la cual no me molestaba en lo absoluto, es mas me gustaba y mucho,
escucho sus gemidos y aquel sonido cuando chocaban sus testiculos en
mis nalgas, una danza que erizaba los vellos de mi piel- mas… mas
rapido…- le provoco enterrando mis uñas en su espalda viendo atento
aquel rostro hermosamente tallado con la mas pura lasiva adornada en su
rostro- amor… derramate en mi…- le abrazo posesivo sintiendolo aumentar
la velocidad, entrando y saliendo de una descomunal manera, su sudor
bañando mi cuerpo, sabía que muy pronto terminaría y era lo que mas
deseaba- quie… quiero sentir tu semen dentro de mi- susurro a su oido
dandole un toque exigente de una vil orden sintiendo como todo su
cuerpo se estremecía, eso me encantaba ya que yo provocaba eso en él y
no sería la única vez que estaríamos así, unidos y amandonos…

Luego de terminar en mi boca, entro en él pedir permiso mientras su cuerpo aún se contrae por el placer, mi vaiven hace que mis testiculos golpeen contra su trasero haciendo que ese ruidito que hacen al golpear me provoque y la sensación es tan indescriptible que solo puedo aumentar mis movimientos para demostrarselo.

- Ahh.... Eres exquisito Orfeo. Estaría así, contigo hasta el fin de los días, amandote y mimandote si me dejas - le digo susurrando en sus labios.

- Más... más rápido - pide y no puedo hacer otra cosa que obececerle aumentando aún más el ritmo frénetico de mis caderas.

Abrazo su cuerpo rodeando con una de mis manos el arco de su espalda, pegando su cuerpo más al mio dejando que su sexo despierte de nuevo por el roce de nuestros cuerpos.

- Amor... derramate en mi... - continua consiguiendo aumentar el frenesí aferrandose a mi cuello - quie... quiero sentir tu semen dentro de mi - susurra haciendome estremecer.

Lo que pide, será el goce final, el final de algo que solo acaba de comenzar ya que una vez de haber probado su suculentos labios, su cuerpo, su forma de provocarme, hace que quiera tenerlo siempre así, junto a mí, pegadito a mi cuerpo para poder amarle sin reservas, para poder poseerle siempre.

Agarro su cadera con fuerza y un sonido ronco sale de mis labios indicandole que ya no tardaré...

- Ahora tendrás lo que querías... mi semilla recorrera tus entrañas - le digo para después besarle mientras unos bruscos movimientos hacen que termine bañando su interior, movimientos que hacen que Orfeo me muerda involundariamente a causa del leve dolor que provoco al entrar así en él.

Caigo a su lado agotado por tanto agetreo mientras el se resguarda en mi pecho y lo abrazo sintiendo como mueve su cadera contra mi pierna, rozandose.

Dejo que mis ojos se delicen por su cuerpo y veo enseguida cual es el problema que nos surge...

- Orfi... te dije que yo me encargaría de eso - susurro y le estiro encima mio, sintiendo su pene endurecido clavandose en mi entrepierna buscando un lecho sobre el que yacer - hazlo... - le digo y veo como sus ojos brillan y enarca una ceja.

Bien sabe dios que no soy nada sumiso, pero aún así creo que le dejaré, una rareza en mi que le acaba de sorprender...

Siento algo caliente esparcirse en mi interior haciendo que la excitación aumente al sentirlo salir de mi y algo espeso escurriendo entre mis piernas dandome a entender la anterior entrega, me quedo viendo su rostro lleno de satisfacción- te amo...- susurro al verle caer agotado a mi lado colocandome como pidiendo protección de sus brazos con un "problema" el cual trato de solucionar a mi manera sin querer enterarle de mi situación pero el notandolo pide que lo haga cosa que no entiendo muy claramente haciendome arquear una ceja ante la extrañesa de esa situación- estás seguro?- susurro lo suficientemente meloso acariciando su rostro que permanecía aún sudoroso, besando sus labios los cuales permanecían entreabiertos, sugerentes, intranquilos con la respiración muy agitada y con aquella plenitud tan caracteristica, abro sus piernas con dulzura colocandome en medio de ellas acariciando la piel desnuda que encontraban mis manos a su paso, sorprendiendome de lo dulce que podía ser- dolerá un poco- susurro abrazandole, estaba sorprendido pero no podía desaprovechar la idea de hacerlo mio, acaricio sus labios con mi lengua rozando con mis uñas su entrada sintiendolo tensarse en el acto, era paciente, una virtud que quizá pareciera absurda pero tenía grandes beneficios- dime que me amas- pido meloso haciendo mas suave esa orden sonriendo ante él, ante mi amor...- prometeme que esta no será la ultima vez que estaremos así- susurro seductor dejando entrar a un primer dedo en su interior moviendolo en circulos dejando que mi uña razgara lentamente su interior ante ese molesto silencio- CONTESTAME!!!- pido en un tono mas alto de voz pero sin perder la dulzura...

- ¿Estás seguro? - pregunta extrañado, pero de un modo seductor, colandose entre mis piernas...

Sudo y respiro agitado tendido en el suelo sintiendo a Orfeo situarse muy excitado entre mis piernas.

- Estoy segurisimo... Sólo hazlo, quiero sentirte, me excitaste cuando te rozabas contra mi pierna, me gustó... - le explico rodeando su cadera con mis piernas.

Orfeo me abraza y susurra a mis labios palabras que me agradan demasiado... Su forma de pedir las cosas como si diera ordenes me encanta, más ese deje de melosidad, parece un gatito ronroneando, aunque deja de serlo un momento para exigirme algo...

- Sí... Orfeo... MÍ Orfeo... - recalco, él es mio y de nadie más - Te amo, te amo y jamás te separaras de mi lado por que no pienso soltarte de entre mis brazos.

El dedo de Orfeo, se desliza hasta mi interior dañandome un poco, pero excitandome mucho, muchisimo, no se que punto habrá tocado, pero siento mi sexo relajado despertar de su breve letargo...

- Mmmmm... Orfeo... - jadeo intensamente, me impulso sobre mis codos y le obligo a girar quedando su espalda completamente pegada al suelo - Eres mío, mío y de nadie más... ¿A que sí? - pregunto sin esperar respuesta clavando mi sexo en su cadera para que note lo duro que estoy, lo caliente que me ha puesto solo con esa simple intromisión.

Me incorporo sobre mis brazos después de mostrarle que el juego a iniciado de nuevo y lo beso intensamente, dejando que mi lengua llegue hasta el final de su boca y enroscandola con la suya iniciando una feroz batalla de la que disfrutaremos de nuevo, situandome en la posición privilegiada de la que el antes disfrutaba y guiando mi pene hasta su entrada, lo penetro por completo y se arquea gimiendo de dolor, clavandome sus uñas en la espalda para demostrarmelo y uniendo su torso al mio mezclandose nuestro sudor...

Y quién dijo que soy tuyo?- susurro travieso formandose una sonrisa en mi rostro- Si es así tú también eres solo mio- susurro pasando las yemas de mis dedos por su rostro en una suave caricia sintiendolo en un mordaz movimiento su miembro despertar de una manera impresionantemente rapida a lo cual lo miro interrogante sintiendo que en un breve escarceo me penetra nuevamente sin darme oportunidad a nada- AHHHH... no... noooo- susurro sintiendolo entrar con ferocidad sin siquiera esperarlo- Ai...Aioros eres, eres un tramposo- susurro una vez que comienza a moverse sin dificultad a causa de la reciente exploción, aún sentía su humeda esencia, excitandome nuevamente, pensé erroneamente que me dejaría hacerlo mío pero estaba muy equivocado al creer tan absurda idea, trato de quitar esos pensamientos de mi cabeza ya que en realidad me gustaba estar así, aunque me negara a admitirlo me gustaba que me poseyera de esa manera tan suya aún sintiendo mi miembro excitado entre nuestros abdomenes- si seguimos así jamás terminaremos- digo agitado repasando con mis dedos sus fuertes pectorales mirandolo con cariño, tratando de grabarme toda su anatomía, sus sonrisas, todo para cuando estuvieramos separados, cosa que no quería pensar ya que no me quería ya separar de él ni siquiera un instante- te amo... te amo demasiado Aioros...- susurro abrazandolo con mas fuerza posesivamente como no querlo dejar marchar, deseaba disfrutar con él el resto de mi vida- vamos amor... deseo sentirte nuevamente...- me gustaba su juego, extrañamente está era la mejor reconciliación después de una estupida riña de niños...

Sonrio de oreja a oreja oyendo las divinas palabras de Orfeo, teniendolo de nuevo a mi merced, deseando poseerle de nuevo.

- Lo digo yo Orfeo - le penetro duramente haciendo que mi sexo se endurezca en sus adentros - Sí soy tuyo - afirmo penetrando de nuevo su cuerpo - tuyo y de nadie más - susurro para despues besarlo.

Siento que estoy entregando demasiado a alguien que me ha cautivado en tan poco tiempo, bueno ni tan poco, hacia tiempo que lo venia observando, admirando su belleza a lo lejos en la frialdad de los pasillos, deseando hacerlo mio, y queriendo matar a todo aquel que se le acercara demasiado. Muriendo por dentro de celos.

- Ahora que fuiste mio, ya no podrás alejarte de mis brazos - le digo para informarle de su nueva situación - no te lo estoy pidiendo Orfeo, te quiero para mi solo, no puedo ver que vuelves a alejarte de mi... Si se te arrima alguien te juro que lo mato.

Cuando esto empezo como una simple disputa de parvulario por culpa de un retraso me parecio divertido ver hasta donde me dejaba llegar, y mientras él cedia su terreno, terreno que yo iba ganando, le iba entregando mi corazón casi sin darme cuenta, enamorandome más de él, más de lo que ya estaba aunque ni yo mismo quisiera reconocerlo.

- AHHHH... - jadea - Aio... Aioros, eres... eres un tramposo - me dice.

- Sí, pero soy tú tramposo, tuyo y de nadie más - le vuelvo a confirmar para que no tenga dudas de lo que le habia dicho hacia unos segundos - ahhh... Orfeo... Deseo tanto tenerte entre mis brazos - le beso y acaricio su mejilla dejando mi otra mano en su baja espalda, pegando su cuerpo al mio mientras lo penetro feroz, pero delicadamente.

Me recreo en una última penetración, deteniendo mi movimiento o estallaré y no deseo que esto termine aun, me deleito con ese beso, aferrando ahora su mejilla, para poder profundizar más y más.

- Ahhhh... - jadeo separandome, dejando un hilillo de saliva saliendo de su boca, respirando ambos agitadamente - no deseo que esto acabe... ¿Tú sí?

No puedo evitar que una sonrisa se pose en mi rostro por sus palabras, dandome así cuenta de lo celoso que podría llegar a ser- Matar a quién se me acerque?- sonrío con fuerza-Es una orden “capitan”?- susurro sonriendo al ver aquella extraña posesión de la cual era presa- Y si deseo irme… como impedirá que lo haga?...- pregunto mientras sigue penetrandome, aún no me hago a la idea de su anterior engaño, pero olvidando cualquier tipo de rencor, además no me era tan desagradable sentirlo dentro de mi, aún con los espasmos de su anterior eyaculación, siendo mas facil la penetración, incluso sintiendo algunas gotas de semen caer por mis nalgas, por mis piernas excitandome al límite- ahhhh mi vida, no quiero que jamás acabe, lo entiendes?- pregunto sintiendo las estocadas ya bastante rudas en mi interior, ambos fundiendonos en las caricias las palabras sobraban, lo amaba y el a mi, el deseo estaba en su apogeo, no deseaba que terminara nunca, estar así, unidos, juntos, besandonos y amandonos- Jamás me dejaras poseerte?- pregunto con inocencia al compás de sus movimientos gimiendo a su oido de una sensual manera provocando indiscutiblemente que su piel se erizara- nunca amor?- pregunto con una encantadora sonrisa besandolo esperando ansioso su respuesta- serías capaz de negarme algo Aioros?...- tomo una bocanada de aire el cual escaceaba por la intensidad de aquel beso, mirandolo con mis mejillas sorosadas mientras una de mis mano viaja por sus pectorales atrapando entre mis uñas una de sus protuberancias, mancillando uno de sus pezones mirandolo con deseo mientras que la estimulación hacía que se endureciera de la mas exquisita manera- Dime que si podré… ahhhh… dimelo… si amor?...

- Sí, es una orden, no se te acercará nadie, no para tocarte, pero no sufras, se que no querrás marcharte, con lo que voy a hacerte, tú mismo lo decidirás - dije algo prepotente - yo tampoco deseo que esto acabe jamás Orfeo...

Me movia en su cuerpo, en sus entrañas con suma facilidad ya que estas aún estaban impregnadas de mi esencia, de mi semen, del que hacía unos minutos le había inundado por completo.

Las embestidas eran algo más duras, más profundas, más intensas, pero se detuvieron en seco al oir lo que me decia, quedando mirandolo perplejo, tentandome al oirlas, pero...

Quedé estatico, pensando, divagando en si dejarle o no hacerlo cuando senti un ligero sobre mi pecho, unos pellizcos deliciosos sobre mi pezon, uno que lo hizo endurecer y que también provoco que me endureciera aún más en su interior.

Orfeo jadeaba sin contenerse, sin ninugn reparo, sin importarle que pudieran escucharlo, escucharnos ya que cuando se arqueó y entre por completo en su cuerpo el que jadeo fui yo, los dos lo hicimos, casi al unisono, casi al mismo tiempo, haciendo que nuestras pieles se erizaran...

- Nunca, jamás podría negarte nada - contesté a sus palabras - y sí, deseo que lo hagas, deseo sentirte en mi interior, quiero que tomes mi cuerpo, que me hagas tuyo al igual que yo ahora estoy haciendo - añadia algo excitado pensando en lo que podría hacerme - por que soy tuyo, al igual que tu eres mio - embestia al tiempo que le hablaba, que le susurraba mis palabras a sus oidos pervertidos con la voz entrecortada - dime... dime Orfi... ¿que es lo que me harás?

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