Aula de frances

Sus caricias me hacian estremecer de un modo enloquecedor. Mi cuerpo temblaba al tiempo que sus manos avanzaban espabiladas por toda mi anatomia hasta que fueron sus labios los que empezaron el asalto y cuando crei que imitaria mis acciones, me besa lentamente en los muslos, provocando que mi cadera de un salto, haciendo que mis piernas se encojan del placer que acabo de sentir cuando finalmente mi intimidad es asaltada por su boca deliciosa.

Se nota la experiencia que le da la ventaja de ser algo más mayor, su boca está perfectamente acompasada con sus manos que no dejan de darme placer. Justo todo lo contrario que mis manos inexpertas que luchan por afferrarse al pupitre donde estoy casi estirado, donde estoy comprobando que la vida esconde sorpresas que son muy de mi agrado.

Mi cuerpo se tensa, notando como sus caricias cobran intensidad y hace una pregunta demasiado interesante como para no contestar.

- Camus... - me sonrojo más - estoy seguro que quiero seguir... - pego más mi cuerpo al suyo, sintiendo que ahora su miembro erguido, roza con mi trasero y muevo mi cadera despacio, haciendo que su sexo acaricie ese punto escondido que investigaban sus dedos - puede que mi experiencia sea inferior a la tuya, pero creeme, no soy un santo, y no me quedaré parado - le digo queriendo hacerle entender que a pesar de que tuve pocos encuentros de este tipo, se desenvolverme y corresponderé como se debe cada caricia que me haga para lograr enloquecerle - y tu, lo deseas? - le pregunto retoricamente, incorporandome, asaltando con mi boca la suya para poder saciar esa sed de deseo que me domina cada vez más.

Su impaciente respuesta no se hizo esperar. Si me hubiera dicho todo lo contrario, no le habria creido, las senales que su cuerpo me enviaba eran inequivocas: el aumento de su temperatura corporal, la manera tan provocadora con la que se movia y otras tantas que eran algo mas sutiles, no me dejaban lugar a dudas.
Se movio rapidamente y de repente no eran mis dedos los que rozaban la entrada a su zona mas intima, sino mi miembro. Senti una pequena punzada de enorme placer y cuando su boca asalto la mia antes de que pudiera responder a aquella provocadora pero retorica pregunta, supe que no podria controlarme por mucho mas. Puro deseo me consumia y necesitaba satisfacerlo cuanto antes.

Sin dejar que nuestras bocas y lenguas se separaran lo tome de la cintura y comence a insertarme en el hasta que me introduje por completo. Deje que Seiya se recostara lentamente sobre el pupitre. Me quede quieto durante unos instantes, observandolo, conteniendo las ganas tan fuertes que sentia de empujar y llenar su interior.
-Claro que deseo hacerlo... -le respondi entrecortadamente-.... y espero que no te comportes como un santito. Prefiero mas bien que seas un chico muy travieso...

Rodee su espalda con mis brazos y deje que el hiciera igual mientras de nuevo insertaba mi lengua en su boca y daba inicio al delicioso movimiento de vaiven. Ese movimiento aunado al frote contra sus paredes internas me causaban un enorme placer que el tambien parecia sentir si es que estaba interpretando correctamente las senales no verbales que recibia.
-Es una manera un tanto inortodoxa de aprender una lengua, no crees?

El deseo era cada vez más presente, y el "profesor Camus" me estaba dando unas valiosas lecciones sobre la vida, no de la materia que impartia, pero que demonios, lo que aqui se estaba dando era mejor que cualquier otra cosa.

- Mmmnnn... no importa el que... sino que se aprenda, verdad profesor... - le susurro al oido, contestando a sus palabras, moviendo mis piernas que rodean su cadera y le pegan más a mi cuerpo, deseando que cuando me penetre sea profundamente, deseando que cuando lo haga, apenas salga y asi sentirle en su totalidad, empujando contra mis entrañas casi sin salir de mi.

El deseo me embriaga, me llena y arrebata, provocando que mi cuerpo se acaricie contra el suyo, sintiendo mi hombria pegarse a su abdomen y ser asi acariciada de un modo sensacional.

- Ahhh... - me inclino y llego a su oido después de morder su cuello y le susurro - quiero sentirte dentro de mi, fuerte, lento, rapido, pero no te separes, me gusta tenerte por completo dentro de mi... Mmmnnn... es delicioso... - jadeo volviendo a su cuello, posando mis labios sobre él mientras mis entrañas se contraen y aprisionan su sexo al tiempo que mis labios succionan su cuello y se deslizan por él, llegando a su hombro el cual muerdo lleno de deseo.

!Y vaya si cumplio con lo que prometia!, el nino de santito tiene poca cosa, lo cual no me desagrada en absoluto.
Le senti pegarse mas a mi cuerpo y como al moverse lograba que me introdujera por completo en el. Note tambien como mordia mi hombro presa del placer que debia recorrerle y aunque un tanto dolorosa y sobresaltadora, la sensacion de sus dientes sobre mi piel me gustaba mucho. Acaso no se dice que del placer al dolor y viceversa tan solo hay un paso?

-Alors, allons-y!! -le dije entrecortadamente pues me estaba costando mantenerme bajo control y el hablar mas que unas palabras era una tarea casi imposible. Mas aun cuando le escuchaba aquellas frases llenas de deseo y explicandome el tipo de cosas que le gustaria que siguiera haciendo con el.

Volvi a apoderarme de su boca, reproduciendo con mi lengua los movimientos de vaiven que hacia con mi miembro en su interior, casi hasta llegar al punto de asfixia.
Los unicos sonidos que se oian en aquella habitacion eran los de nuestros jadeos y suspiros cuyo eco parecia rebotar en las cuatro paredes. Como no tuvieramos cuidado igual se nos presentaba alguien de la oficina mientras que estabamos en plena faena y entonces si que se formaria un pitote de aqui te espero.
No obstante, a pesar de ser alguien sumamente cauteloso, en aquella ocasion no me importaba en absoluto tal riesgo, a pesar de que ello podria costarme muy caro... Lo unico que me interesaba por ahora era en seguir con este delicioso interludio y en prolongarlo por el mayor tiempo posible.

Notaba la dureza de su propia virilidad contra la piel de mi abdomen y deje que una mano fuera a tomarlo y acariciarlo lentamente en contraste a los rapidos vaivenes de mi cuerpo chocando contra el suyo.

Sentí sus dedos sobre mi sexo y me estremecí completamente, soltando un jadeo que no pude contener y que salio de mis labios cuando fueron liberados de los suyos que me hacian asfixiar, pero de gusto.

No podía contener la ansiedad que me producia y dejaba que mi cuerpo se moviera sin control, incapaz de contener las convulsiones producidas por el placer de la carne del maestro adentrandose en mi ser.

- Ma... Maestro... - susurré esta vez en su oido, sonriendome con los ojos cerrados, disfrutando así más intensamente de todas las sensaciones - creo que necesitaré clases particulares - sonreí y le miré fijamente - porque no creo que si el propio maestro me entretiene, aprenda demasiado... - sentí el rubor apoderarse de mis mejillas, mientras me perdia en los mares de sus ojos, tan diferentes a los mios.

Perdido tambien por las sensaciones del tacto de su piel pálida que contrastaba con la mia algo tostada. Mi cadera se movia sin cesar, acoplandose cada vez más al sexo del Maestro Camus que no podia parar de moverse gracias a la excitación que nos dominaba a ambos, placer que crecia demasiado por el contacto de sus dedos sobre mi intimidad, placer que debia detener por unos segundos porque de lo contrario estallaría.

- Ca... Camus... nghhh... - tome su mano con la mia, apartandola de mi intimidad - espera... - casi rogue gimiendo, apretando mis piernas contra su cadera, impidiendo que se moviera - espera, para un poquito, no... no puedo más... - apoye la frente en su hombro y dejé que el aliento caliente de mi boca chocara contra su piel mientras trataba de contener lo que ya casi era incontenible...