Salon Oval, Danza Avanzada

seguro que le dice eso a todos sus alumnos

por alguna razon eso hace que mi sangre se encienda, me levanto de mi logar y la veo fijamente

--como puedes pensar eso-- dije con voz molesta, pero al verla mi expresion cambia y me tranquilizo

--No lo entiendes, me importas de manera especial, tus ojos me atraparon desde que te vi por primera vez--

me acerco a ella y sujeto su nuca con mi mano, me acerco lentamente y termino uniendome con ella en un dulce beso que clamaba por tener, la sujeto firmemente temiendo que en cualquier momento se escape, mi cuerpo se inclina mas hasta que nuestros cuerpos se encuentran peligrosamente uno del otro

--como puedes pensar eso--

Casi di un respingo en el camastro, haciendo que se me cayera de las manos la compresa, su voz se oia muy molesta y de un modo distinto a cuando me regañaba por algun error en mis ejecuciones.

--No lo entiendes, me importas de manera especial, tus ojos me atraparon desde que te vi por primera vez--

Todavía no terminaba mi cerebro de procesar toda la información cuando me tomó con firmeza por la nuca dejando que sus labios se fundieran con los míos, mi corazón latiendo con una potencia desconocida que casi nubló mis pensamientos, apenas registrándose por entre la nebulosa de mi mente que su abrazo había causado que acabáramos recostados contra la cama de la enfermería.


Mi respiración agitada golpeó contra su piel, con el rumor de las emociones y el deseo que en mí había despertado el sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, todo fibra y músculo él.


- Yo… - no pude seguir hablando, mi cuerpo me traicionó dejando que mis labios se presionaran contra los suyos de nuevo, esta vez con creciente pasión, reconociendo cada rincón de su boca, embriagándome con el sabor de su saliva cálida, dejando que las manos recorrieran las depresiones y valles de su espalda, atrevidas estas buscando colarse por debajo de la ropa para conocer el tacto de su piel que las yemas de mis dedos tanto ansiaban; fue casi doloroso cuando al fin lo conseguí, provocando que como una sensual música un suave ohhh escapara de mis labios, olvidándome en aquel segundo de toda la razón que me quedaba, no deseaba mas que ser suya.



- Estas bien?

La voz me sobresaltó y como si estuviera cometiendo un crimen di un respingo, apartándome del marco de la puerta del salón oval, cuando una de las chicas de otro grupo se acercó a despedirse, brillaba de rubor como un semáforo de que me hubiera descubierto fantaseando con mi profesor.

- Estoy bien – respondí descruzando los brazos y espabilándome, volviendo el rostro para disimular el escarlata de mis mejillas – solo quería despedirme del Profesor Hyoga, no tuve oportunidad de verlo en el recital del fin de curso – suspiré – pero creo que ya no será posible. –sonreí con tristeza mirando por última vez el sitio antes de cerrar la puerta, acomodé bien sobre el hombro mi bolsa de Kitty.

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Off: Profesor Hyoga!!!!!! Disculpa si al final tuve que hacer de cuenta que todo había pasado en la imaginación de June, no se me ocurría como concluir la historia de modo adecuado hasta la parte que llegamos, una pena que no alcanzara el tiempo ToT Te agradezco muchísimo todo el tiempo que le dedicaste al juego, take care! Thank you!

Off: Bueno, no sabía si postear aquí mismo o en otro tema dado que me dieron una prórroga, aunque no se cuando terminará ^^u mientras como background, hago de cuenta que ha pasado un año y he vuelto a la academia de danza para graduarme.
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De nuevo el mismo Salón. Suspiré al entrar, esta vez, ya con la experienca del año anterior, arreglada para comenzar la clase con mi ropa de color azul claro, las zapatilllas de danza listas, el pelo recogido en una coleta floja. Qué me faltaba. Nada. Excepto claro, el profesor. Ah, mi querido porfesor Hyoga! Una sonrisa se me dibujó en los labios al acordarme de él, con su cabello rubio, sus piernas fuertes, con sus manos que me tocaban con toda la propiedad debida paa mostrarme los pasos a ejcutar, pero para mí eran roces casi obscenos y apasionados. Nunca me había sentido así por nadie antes y ahroa, pasado un año de aquel beso robado en este mismo sitio, si tenía que reconocerlo, seguía sin haber conocido otra pasión que se le asemejara a la que sentí por mi profesor del año anterior. No em atrevía siquiera a preguntar si continuaba trabajando aquí, probablemente no, pues en alguna de las platicas que llegamos a entablar me había dicho que se marcharía a otra escuela, dirigida por un buen amigo suyo.

Y aquí estaba yo, aguardando por... el profesor Vorobiov. Ni idea de quien sería. La directora, que me recordaba del año pasado, dijo que sería un verano mucho mas relajado que el anterior, pobre de mí, cómo debía haberme tenido que esforzar con el profesor Hyoga. No sabía ella cuanto.

Camino con paso firme al salon de clases, aquel lugar donde hace mas de un año vi a una deliciosa criatura que llamó mi atención, paso por varios pasillos antes de llegar, mi vista está fija en algunos documentos que llevo en la mano y que debo entregar a la dirección de la escuela.

Distraidamente me paro en la puerta, el movimiento adentro llama mi atención girandome para ver de quien se trata, en mis labios se dibuja una sonrisa al reconocer a quien esta esperando en el interior.

Mis pasos se dirigen hacia ella, me detengo a su lado y mi mano suavemente se posa en su mejilla, moviendose hacia su nuca para atraer su rostro hacia el mio. Beso dulcemente su mejilla

-ME alegra verte de nuevo aqui--

me separo para poder sonreirle levemente

Me dediqué a observar por la ventana que daba al jardín, sobre el pequeño escenario para práctica que tenía el salón, reprediéndome mentalmente por estar pasando el tiempo cuando debería empezar a calentar antes que llegara el profesor, no tuve tiemp para seguir cavilando, un sonido inconfudible de pasos detrás me hizo volver la vista.

Y... y... y sentía que me iba a desmayar ahí mismo. El Profesor Hyoga! Con un montón de papeles en la mano y todavía mas apuesto de lo que lo recordaba del año anterior, era de extrañarse que su presencia me afectara tanto? Sentía que respiraba con dificultad y mis mejillas se ponían rojas, sentía que yo misma me delataba de los mil y un pensamientos pecaminosos que me cruzaban por la cabeza nada mas de verlo.

No me moví, no sonreí, si acaso mi rostro denotaba la sorpresa acompañada de mis ojos brillantes y fejé que su sonrisa me derritiera una vez mas mientras se acercaba con aquel paso casi felino, viril y suave a la vez, casi esperando que me rondara, como un puma, estudiando a la presa antes de encajar los dientes en mi cuello.

Que decir del tacto de sus labios en mi mejilla, pobre consuelo de mi deseo, si aunque fue apenas un segundo en que mis labios rozaron los suyos fue desde entonces como si hubieran regado estrellas de fuego dentro de mi ser.

-ME alegra verte de nuevo aqui--

Un tenue suspiro, de debilidad y de decepción. Cuánto hubiera deseado ser como la heroína romántica del ballet que presenté como prueba para el último curso, que nada mas verme hubiera corrido a mi lado, tomándome entre sus brazos para besarme con toda pasión y no dejarme ir jamás. Dioses, estaba loca pro completo. Y estaba... callada. Él esperaba una respuesta mientras me miraba conm aquella sonrisa que derretía mis defensas.

- Profesor Hyoga - sonreí, para disimular el tono afectado de nerviosismo con que me salió la voz - a... a mi también me alegra verlo... mucho - no se notaba? - pense que ya no estaría aquí - agregué con voz suave, extendiéndo el brazo, como si dudando entre darle un abrazo o no, sabiendo que lo mas correcto hubiera sido hacerlo, era camaradería natural. Con una sonrisa que dejaba ver mi indecisión acabé por tocar su brazo con la palma de la mano, dando una suave palmadita a modo de saludo, enganchada de pronto de sus ojos que miraban como adivinándome toda por dentro, como casi retándome a que decidiera de una vez. Y eso hice. Acabé por ampliar mi sonrisa y darle un abrazo, apenas un segundo,pero que bastó para que mi de por sí disparado pulso redoblara sus esfuerzos para hacerme lucir agitada y con la piel besada de un suave rubor.

- Me da mucho gusto verlo - volví a reiterar en tono suave - estoy esperando a mi profesor de este año, el Profesor Vorobiov, creo que es ruso - me encogí ligeramente de hombros - lo conoce? - de pronto me pareció que me miraba... extraño. Parpadeé. No... no se habrían atrevido, verdad?... no me habrían cambiado de profesor a última hora sin habermelo avisado. No podía ser tan perversamente juguetón el destino conmigo... o sí?

la veo a los ojos, es la misma mirada que tenia hace ya tantos meses, le sonrio al oir sus palabras

estoy esperando a mi profesor de este año, el Profesor Vorobiov, creo
que es ruso lo conoce?

reviso los documentos que tengo en mis manos para despues regresar mi mirada a ella

-me temo que el profesor Vorobio no podra darte clases, sufrio un pequeño accidente ayer pero es suficiente como para que deba estar en reposo una par de semana, como bien lo sabes, sus alumnos no pueden darse el lujo de descansar por tanto tiempo, pero no te preocupes porque yo me encargare de sus clases contigo-

Me alejo de ella para dejar el expediente en una mesita cerca de la ventana, veo el cielo azul y el dia que hace que todo se vea mas hermoso, con paso rapido regreso a su lado para tomarla por la cintura

-Es mejor que empecemos, ¿has calentado ya?-

tomo su brazo suavemente, recorriendolo lentamente hasta su mano, me coloco detras de ella quedando a escasos centimetros de su cuerpo, lo que me permite percibir su aroma

-Y has pensado en alguna pieza en particular para el final del curso?-

le termino diciendo casi al oido al tenerla tan cerca de mi y que me permite oir claramente su respiracion

No, no, no. Lo presiento. Que cuando deje de mirar sus papeles y se voltee hacia mí, me dirá algo que no estoy segura de querer escuchar.

-me temo que el profesor Vorobio no podra darte clases, sufrio un pequeño accidente ayer pero es suficiente como para que deba estar en reposo una par de semana, como bien lo sabes, sus alumnos no pueden darse el lujo de descansar por tanto tiempo, pero no te preocupes porque yo me encargare de sus clases contigo-

Lo sabía. Dios me odia. O por lo menos quiere evitar que me gradúe. Que otra razón puede tener para hacerme tomar clase de nuevo con mi profesor del año pasado, si sabe perfectamente que estaba medio enamorada de él? Suspiré mientras se acercó a dejar los papeles sobre la mesa, echando mi cabello hacia atrás, de pronto tenía calor.

-Es mejor que empecemos, ¿has calentado ya?-

No le pude responder enseguida. Había dicho que tenía calor? Que va! No sabía lo que era eso. Volví a exhalar. Tenía que controlarme, esto era una clase, él no iba a volverse de pronto y a besarme mientras me enseñaba como perfeccionar el paso… por mucho que hubiera fantaseado con ello.

-Y has pensado en alguna pieza en particular para el final del curso?-

- No – respondí soltando despacio el aire, volviendo el rostro hacia el suyo levemente. Cómo era capaz de hacer eso? De acercarse y que eso bastara para hacer bullir mi sangre? – todavía no… - mis labios se humedecieron – lo he pensado. – completé, cerrando los ojos antes de , despacio, volverlos a abrir.
Dejé escapar el aire mientras me daba vuelta despacio en el hueco de su brazos, después de todo solo serían un par de semanas, eso tenía que ser suficiente. Coloqué las manos, una sobre su hombro, la otra en el brazo.

- Alguna sugerencia para una alumna en desgracia? – cuestioné con una sonrisa, tratando de disimular el efecto que su cercanía me causaba – Estaba pensando que tal vez podría hacer un número entre jazz y ballet, pero…– me encogí de hombros antes de mirarlo de nuevo. Creo que se me olvidaron las palabras, fue solo un susurro sensual lo que completó lo que no hacía falta decir con palabras.

ME quede mirandola largo rato en el momento que no pudo completar la frase, aunque mis manos no se separaban de su esbelta figura, para momentos después empezar a recorrer el salon, guiandola para mejorar su tecnica, en un momento la hago girar acercandola mas a mi cuerpo

-yo tengo una sugerencia y estaría encantado de ayudarte-

me separo un poco para verla a los ojos, para después seguir practicando hasta que es hora de terminar la clase, le sonrio, su hermoso rostro me encanta

-Me gustaría ayudarte en tu examen final, no has pensado en algo más clasico, tal vez...Romeo y Juliet pas de deux, yo podría prácticar contigo todas las tardes-

Por fin la suelto, voy al otro lado del salón con paso lento, empiezo a recoger mis documentos para dirigierme a mi siguiente clase. Me detengo en la puerta antes de salir para volver a verla y sonreirle levemente

-Si estás interesada, buscame en el escenario hoy a las 8, tengo tiempo de prácticar contigo hasta las 10-

Empiezo a caminar fuera de ese lugar no sin antes decir

-te estaré esperando-

-yo tengo una sugerencia y estaría encantado de ayudarte-

Cuando lo dijo no le pude contestar, no solo porque estaba demasiado concentrada en no perder el paso, sino que además seguía imaginando demasiado y mi respiración estaba agitada tanto por ello como por el baile, solo me limité a asentir, creí que había sido solo cosa de un momento, pero cuando la clase terminó volvió a repetirlo.

-Me gustaría ayudarte en tu examen final, no has pensado en algo más clasico, tal vez...Romeo y Juliet pas de deux, yo podría prácticar contigo todas las tardes-

Me quedé como estúpida! Eso fue lo que me recriminé una y otra vez toda la tarde, que cuando al fin pude reaccionar, ya él se había ido dejándome la opción de ir o no a verlo por la noche. Que me estaría esperando? La verdad la conciencia me decía no vayas, no me fiaba de mi misma; pero… quería ir. Y por esa razón eran las 7.58 y estaba dejando la mochila en el borde del escenario.

- Profesor Hyoga? - llamé, pues no lo veía, tal vez tuvo otro compromiso y se marchó. Y yo podría dejar a la tentación detrás. Acomodé el escote de mi ropa de práctica, esta vez de color lila a diferentes tonos.

La veo llegar con su hermoso traje de color lila, espero pacientemente tras bambalinas viendo que hace, me acerco en silencio y tomo sus manos aparecienco a sus espaldas

-Veo que eres puntual-

la giro con suavidad para poder verla de frente

-Aun no me has dicho que opinas de la sugerencia que hice, si deseas practicar otra pieza que te guste más podemos estudiarla también-

mis manos van a su cintura para sostenerla cerca de mi cuerpo, pueso sentir el suave aroma de su piel.

-Veo que eres puntual-

Las rodillas se me aflojaron y antes de que pudiera siquiera responder, ya estaba de vuelta, frente a él. Me había preparado mentalmente para el momento en que tuviera que venir a verlo, llevar la práctica, afrontar sus palabras y su cercanía con una sonrisa, pero planear, era mucho mas fácil que llevar a la práctica el guión.

-Aun no me has dicho que opinas de la sugerencia que hice, si deseas practicar otra pieza que te guste más podemos estudiarla también-

Afirmé con la cabeza al tiempo que respondía.

- Me parece perfecto – sonreí, bajando la mirada a sus labios – de hecho lo había pensado, al principio – me encogí ligeramente de hombros, siendo mas notorio el roce de sus manos descansando en mi cintura. Sí, era sincera, la pieza era perfecta, pero no podía asegurar que la situación que rodea a la pieza lo fuera, me fiaba poco de mi misma, podría decirse.

Nuestros cuerpos se materializaron en el escenario, el suyo, varonil, dando indicaciones a la figura frágil de la rubia que al girar pareciere una muñequita en una caja de música. Irónico, como al comenzar la clase, deseaba salir corriendo hasta donde me diera la fuerza, ahora que terminaba, no deseaba marcharme. Con el corazón saltándome entre las costillas hasta casi herir físicamente, me senté a su lado al filo del escenario mientras lo miraba recoger sus cosas.

- Quiere oír algo gracioso? - pregunté con una risita. Iba a contarle la historia de cómo había decidido ser bailarina, pero en lugar de eso, descubrí lo traidora que podía ser la mente, por que lo que logré decir fue. – El año pasado, pensaba que yo le gustaba a usted también.

Al menos estaba sentada, porque me puse tan pálida y débil que de haber estado de pie, hubiera caído al suelo.

Estoy moviendome con soltura a través del escenario mientras la guío al compás de la música, su grácil cuerpo y el mío se funden en la armonía del momento, todo es perfecto. Al final de la clase me siento a descansar mientras observo como se prepara para irse, se sienta a mi lado y de sus labios brota esa linda voz que me encanta

Quiere oír algo gracioso? El año pasado, pensaba que yo le gustaba a usted también.-

me reí un poco al oír estas palabras, en parte porque ya las sabia y por otra porque estaba esperando que me lo dijera

-¿sabes porque te sugerí esta pieza en particular?-

Veo cierto desconcierto en su cara por un momento y entonces me acerco sujetandola de la cintura atrayendola lentamente hasta mi, sus labios quedan a pocos centímetros de los míos

-Quería volver a posar mis labios en los tuyos, poder abrazarte con pasión, de la misma manera que Romeo ama a su Julieta y pensé que por lo menos podría llegar a ser tu Romeo en el escenario y tu mi Julieta-

Mis labios no piden permiso, simplemente se unen a los suyos sosteniendo su cuerpo contra el mío, sintiendo como su respiración golpea contra mi pecho, mientras me acerco más y más a ella

-¿sabes porque te sugerí esta pieza en particular?-

Apenas alcancé a negar con la cabeza mientras parpadeaba avergonzada, mas por su risa que por la pregunta. Mi expresión cambió sin embargo cuando se acercó a mi, pues su cercanía, sus manos deslizándose por mi cintura me turbaron, haciendo que los ojos se me agrandaran, presas del desconcierto. Evité respirar a toda costa al darme cuenta de la proximidad de su rostro.

-Quería volver a posar mis labios en los tuyos, poder abrazarte con pasión, de la misma manera que Romeo ama a su Julieta y pensé que por lo menos podría llegar a ser tu Romeo en el escenario y tu mi Julieta-

El corazón me saltó con violencia mientras escapaba el aire de los pulmones al fin, no a propósito, sino de la impresión que sus palabras me causaron. Un tímido gemido murió entre mis labios y los suyos cuando me besó, su cuerpo cercano al mío como siempre había deseado, mas había un algo que era ajeno que me impedía disfrutar de las deliciosas sensaciones que sus manos recorriendo mi espalda, la cintura, me causaban. Ni siquiera había sido conciente que le había echado los brazos al cuello al principio, que ahora mis dedos se perdían ansiosos entre sus cabellos rubios, que mis labios se habían entreabierto para buscar su sabor, que yo…

Despegué mi boca de la suya, hinchados y húmedos los labios, los ojos turbados con emociones innombrables, mi respiración agitada haciendo que el pecho subiera y bajara apresurado, rozándose los senos sin querer contra su pecho.

- Yo… - apenas me salió la voz mientras lo miraba desconcertada y me llevaba los dedos a los labios ardiendo de sus besos. - Entonces… - tragué saliva – usted sabía… - fue mas una suposición para mí misma que una afirmación, la cabeza bajó, los ojos se mostraron dilucidantes, la apariencia pensativa. – usted sabía – esa vez, si fue una afirmación, una acompañada de mis ojos mirándolo con una mezcla de recelo y rabia.

- Soy una tonta - arrastré en un susurro gélido antes de darme vuelta y salir corriendo del salón. No fue sino hasta que a la salida de la academia -después de haber bajado escaleras y más escaleras, y pasado todos los edificios del lugar – y que el lado derecho del estómago me comenzara a doler que me detuve, sentándome en las escaleras de la entrada lateral del edificio, la que daba a un jardín de tulipanes, sosteniéndome el costado con una mano y limpiándome las lágrimas con la otra antes de apoyar la frente en las rodillas flexionadas. No supe cuantos minutos pasaron antes de que levantara el rostro y una sonrisa apareciera en este.

- De verdad soy una tonta – recé con amargura para mi misma buscando inútilmente algo para secarme las lágrimas – he olvidado la bolsa – entre sollozo y risa fue la exclamación antes de que apoyara la frente contra la piedra de la pared. Los tulipanes de colores se volvieron manchones otra vez.

se separa de mis brazos de una forma abrupta y violenta, su mirada y oigo con atención las palabras que salen de su boca

- Yo… Entonces… usted sabía… usted sabía... Soy una tonta - –


veo entonces la expresión de su rostro y lo que sus ojos me expresan una idea equivocada se esta formando en su mente y no me da tiempo de demostrarle que esta equivocada, simplemente se aleja de mi corriendo, la sigo fuera del salón y me detengo en las escalaras un momento sin perderla de vista, no pierdo más el tiempo y la sigo a cierta distancia hasta que veo que se detiene, no me acerco de inmediato, la veo recargarse en la pared y la oigo sollozar, mis pasos se acercán lentamente, puedo ver el jardín de tulipanes, me quedo a un par de pasos de ella

--No eres una tonta, yo... no lo sabia...el año pasado...eras sólo una alumna para mi, y supuse que lo que hiciste fue por inpulso, nunca imagine que podías sentir algo mas por mi, porque yo no lo note, pero desde ese día no te pude quitar de mi mente y me propuse que si volvia a verte, no perdería la oportunidad, aun si lo que arriesgaba era solo mi corazón, porque no estaba seguro que tu pudieras sentir algo por mi--

me acercó un poco mas

-lo que menos deseo es que sufras, y tus lagrimas son como pequeñas dagas en mi corazón-

paso mi mano suavemente por su rostro secandolas

--me reprocho a mi mismo por haber ocasionado estas lagrimas--

lo veo fijamente a los ojos

Quise que me tragara la tierra cuando escuché su voz detrás de mí. Cerré los ojos con pesar, entre sonrisa y mueca de tristeza lo que apareció en mi rostro, tratando de recomponerme, de olvidar que estaba parado al pie de mí.

-lo que menos deseo es que sufras, y tus lagrimas son como pequeñas dagas en mi corazón---me reprocho a mi mismo por haber ocasionado estas lagrimas--

No podía sostener su mirada, bajé los ojos de nuevo, con el mismo escalofrío que me recorrió la primera vez que apartó las lágrimas de mis mejillas. Me sentía tan avergonzada y al mismo tiempo quería decirle tanto, quería creerle, quería que me convenciera de que en verdad él y yo…

- Por qué… - un pequeño sollozo escapó todavía de mis labios – no me dijo nada… - de nuevo el mismo gesto – yo… usted sabía que a mí… - me quedé en silencio, recobrando forma los tulipanes ahora que empezaba a serenarme. - ni siquiera puedo hablarle de tú – limpié mi rosto una vez mas, acomodando mis cabellos luego – y además olvidé la bolsa – exclamé en tono de niña berrinchuda.


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Informe de Dirección :

Les comunico que el plazo de su historia se ha extendido, como consecuencia de que tuvieron algunos problemitas para concretarla a tiempo.

Su plazo vence el 16/07/08. Si llegaran a precisar más tiempo, favor solicitar prorroga en :

https://secretlovers.foroactivo.com.es/solicita-tu-profesor-f76/nos-estamos-preparando-para-comenzar-las-clases-t116.htm

Muchas gracias por su atención y que se diviertan mucho.

Atte :

Secret Lovers University

mis dedos recorren suavemente su rostro

-porque fui un ciego de no darme cuenta de lo que sentias y de lo que yo sentía, pero ahora aqui te tengo y no pienso alejarme, a menos que tu no lo desees--

le acaricio su hermoso cabello, enredandolo en mis dedos, mientras siento la suave brisa que lo mueve. Me alejo un poco de ella hacia los tulipanes y tomo uno de un hermoso color rojo para acercarme nuevamente

-bueno tal vez podamos remediarlas cosas, olvida por un momento que soy tu maestro, empecemos esto de nuevo-

le sonrio y le extiendo la flor

-Hola, mi nombre es Hyogaa, ¿cual es el tuyo?-

-Hola, mi nombre es Hyogaa, ¿cual es el tuyo?-

Sonrio tímidamente en medio de mis ojos brillantes de las lágrimas, acercando mi mano despacio para tomar la flor. Estaba muy equivocado si creía que podía olvidar que era mi profesor de danza, si esa era una de las razones por las que me gustaba en primer lugar.

Mis dedos rozaron los suyos, despacio, levanté la vista, encontrándome con sus ojos.

- June – fue un susurro mientras tomaba la flor, levantándome de las escaleras, abrazándolo. – me llamo June. - mis ojos se encontraron con los suyos durante un tiempo que se me antojó interminable.

- Prof. Hyoga – le llamé con las mejillas sonrosadas - quiere ser mi novio? – sonreí muy despacio, feliz.

primero fue sorpresa para despues sonreir abiertamente a sus palabras

Prof. Hyoga quiere ser mi novio? –

Tome su delicado rostro en mis manos, me inclino un poco para el frente mientras la atraigo con suavidad hacia mi

-Para mi sera un placer serlo-

susurro cerca de sus labios, solo para sellar mis palabras con mi boca, sintiendo la calidez de su cuerpo dejando que sean mis labios los que rocen los suyos moviendose muy suavemente disfrutando del contacto que se ha producido entre nosotros, muy lentamente mi cuerpo se acerca mas a ella, empezando a sentirlo muy cerca del mio. Mi mano se desliza de su mejilla a su nuca, para despues bajar por su cuello hasta su espalda llegando a su cintura, en donde ejerzo presion para borrar el pequeño espacio que aun habia entre nosotros

-Para mi sera un placer serlo-

Apenas y le puedo sonreír, me veo envuelta en una nube, una niebla sensual de la que no quiero salir. El me besa y yo me olvido hasta de mi nombre junto con un suspiro, cuando me toma de la cintura apretándome contra la pared cálida de su pecho. Mis brazos lo rodean también, paseando por su espalda, las manos acariciando su rostro, su cabello.

Es la falta de aire la que me hace separarme, no quiero eso sí, pero me veo obligada y con la mirada brillante observo sus ojos azules, acariciando sus labios con mi índice.

- Se me olvidó la bolsa en el salón – acepto con un suspiro – me acompañas a buscarla?

Avanzamos en silencio tomados de la mano, es tarde, así que es mejor no hacer ruido. Una de las hojas de la puerta del salón está entreabierta y de pronto me veo recargada contra ella con sus labios sobre los míos y mis manos apoyadas en sus hombros, que recorren la espalda por sobre la ropa conforme aquel beso gana intensidad.

- Un segundo alejado de ellos... Los estaba extrañando -como pude ser tan necio... -

Una de mis manos se desliza por su pecho mientras sigo regalando mis labios a mi querido profesor de danza, la otra llega a su cintura, subiendo de nuevo con intensidad. No hay mas remedio que separarse pues el aire se vuelve escaso. Mis ojos no se retiran de los suyos y mis labios están todavía muy cercanos.

- Voy por mi bolsa – susurro con una sonrisa antes de escabullirme dentro del salón del escenario, colgándomela al hombro cuando la encuentro detrás del escenario regresando a la entrada.

- Pro… fesor Hyoga? – pregunto al aire al no encontrarlo en el sitio donde se había quedado. Sacudo ligeramente la cabeza luego de haberlo buscado, no he oído nunca de una chica que llame a su novio “profesor”. Me llevo la mano a los labios antes de soltar una carcajada por mis extrañas ideas antes de asomarme por la puerta del escenario, he oído un ruido.

Sonrie tras separarse de mis labios, algo que me gusta, su sonrisa es divina, especial, brilla ante mis ojos mientras la veo correr a por su bolsa.

Recuesto mi peso contra la pared mientras espero y la oigo tararear una melodia que me dice exactamente en que posición está. Siento la necesidad de observarla, de ver sus gráciles movimientos mientras salta cogiendo su bolsa como si de una danza se tratara.

La observo por una rendija que deja la puerta y me cuelo por ella ocultandome en la oscuridad, esperando a que regrese y poder rodearla con mis brazos de nuevo.

Sale del salon de danza y la oigo reirse tras llamarme, pero por lo que aprecio en sus palabras, le costará cambiar su modo de llamarme.

Sin darme cuenta, hago un ruido que la pone en alerta y asoma la cabeza y entra para averiguar de que se trata. Su rostro niveo, brilla reflejando la escasa luz que hay en la sala y jalo su brazo sorprendiendola, abrazandola mientras recuesto nuestros cuerpos contra la pared.

- Disculpa si te asuste Princesa - le digo mientras tiembla entre mis brazos - podrás disculpar el arrebato de este loco enamorado por querer abrazarte sin pensar en el susto que te ha dado - susurro sacando su rostro que se había escondido en mi pecho, besando su frente para tranquilizarla...

- Ahhh! - Es una exclamación de puro susto que se acaba en un suspiro cuando sus brazos me rodean, escondiendo el rostro en su pecho, que vergüenza! Qué pensaba que aparecería, un monstruo o un asesino loco? He visto demasiadas películas de terror, definitivamente.

- Disculpa si te asuste Princesa - - podrás disculpar el arrebato de este loco enamorado por querer abrazarte sin pensar en el susto que te ha dado –

Sonrío, levantando muy despacio el rostro para mirarlo, con las manos apoyadas en su pecho antes de cerrar los ojos muy despacio y besarlo suavemente.

- Me asustaste - confieso bajito, abrazándome de él en el silencio y la semipenumbra del salón. Es tan natural estar así con él, disfrutando de la sensación de sus abrazos, con mi cuerpo plegándose al suyo con tanta precisión, del tacto de su cabello que me hace cosquillas en la frente, es tan guapo… tan especial que no pude evitar enamorarme de él. Sonrío, moviéndome lentamente junto a él, como si de un vals se tratara. Me quito los zapatos, subiéndome despacio encima de los suyos, elevándome ligeramente sobre las puntas para quedar un poquito mas alta que él y dejar un beso en su frente.

- Bailamos? – pido con un beso en su mejilla, abrazándole.

**********************
Off. Gomene, estaba enfermita ToT

Se cobija en mis brazos, recibiendola yo encantado entre ellos, sintiendo como se abraza algo temblorosa.

- Perdona, solo deseaba estrecharte entre mis brazos...

Se descalza y se sube a mis pies, besando mi frente luego de alzarse un poco para alcanzarla.

- Bailamos... - me dice.

- Claro princesa... - susurro dejando que una de mis manos rodee su cintura mientras que la otra acaricia su menton, levantandolo, rozando después suavemente sus labios, empezando a moverme a un lado y al otro, deslizando mis pies sin que los suyos caigan de los mios, moviendo nuestros cuerpos al compás de la melodia que susurran mis labios.

Un precioso baile atesora el momento, la noche es perfecta, la luna luce esplendida, ambos brillamos deslizandonos por nuestra improvisada pista de baile.

- Nos vamos... - susurro en sus labios - es tarde. Dime donde quieres que te acompañe. Una joven tan linda no debe andar sola por las calles a estas horas.

- Claro princesa... –

Le sonrío, como sonrío cada uno de los segundos que dura aquella pieza, tan diferente a los ensayos donde me corrige algunos movimientos y las flexiones de los brazos, sin embargo hay algo similar, el latido apresurado de mi corazón. Y recargada de su pecho hago un mohín suave cuando me susurra que es hora de irnos.

-Dime donde quieres que te acompañe. Una joven tan linda no debe andar sola por las calles a estas horas.

Suspiro, tocando sus labios despacio, sonriendo mientras acaricio un segundo su cabello, bajándome lentamente de sus pies, sin soltarme de sus brazos.

- A mi casa. – sentencio colocándome los zapatos. – no vivo muy lejos. - le tomo de la mano con cierta timidez, sintiendo mis mejillas ruborizadas mientras salimos del instituto.

El camino fue de ensueño, como si fuera un princesa en su carruaje de calabaza, que empezó cuando me abrió la puerta del auto para marcharnos, pasando por mi cabeza recargada de su hombro con el viento acariciando mis mejillas y alborotando algunos mechones de mi cabello, claro, como no se me pudo imaginar que tendría un convertible!

Mi departamento es pequeño y tiene apenas una salita, el comedor, la cocina miniatura, el cuarto de baño y un entrepiso donde está la recámara. Es simple pero me gusta, además del papel lavanda de la pared está adornado con un montón de reproducciones de las bailarinas de Degas. Y la puerta, blanca, suena cuando la abro, revelando todo eso en su interior.

- Perdón por el desorden – susurro despacio cuando llegamos, invitándolo a pasar.