Salon Oval, Danza Avanzada

Me regala una caricia que estremece mi cuerpo de pies a cabeza...

- Si linda, ya debemos irnos - le digo y nos dirigimos hacia mi auto, mi precioso descapotable azul electrico tomados de la mano como lo que somos, dos locos perdidamente enamorados.

Me indica la situación de su apartamento y tras poner el marcha del motor de nuestro carruaje y dejar por un momento que suenen sus rugidos nos vamos hasta el sitio, me aseguraré que entra en su casa y luego que decida el destino...

Mientras manejo mi deportivo, no puedo dejar de mirarla, más bien admirarla, su increible belleza, su suave piel... en como me gustaría probarla.

Agito mi cabeza, sacando esas ideas de ella y estaciono el auto, siguiendola, viendo como tras subir una pequeña escalera, abre las puertas de sus dominios, mostrando una belleza singular en cada una de sus pertenencias.

- Se ve acojedor - digo entrando después de que me invitara ha hacerlo - no te preocupes por el desorden - sonrio - yo soy más bien un desatre con eso - la tomo de la mano.

No se por que me siento tan ansioso, quiero estar en contacto con su piel en todo momento, sentir como se estremece al tocarla suavemente incluso con la suave caricia de mis dedos sobre los suyos.

- Dime... ¿te estoy entreteniendo? quizás tengas cosas algo más importantes que hacer - le pregunto mirandola a los ojos, deseando que me diga, que me indique con un gesto que no me vaya.

- Se ve acojedor - - no te preocupes por el desorden - - yo soy más bien un desatre con eso

Solté el aire al principio, esperaba que no dijera que era una desordenada, un desastre andante con aquella misma voz que usaba para corregirme los ejercicios, pero al final fui yo quien estuvo a punto de decir aquello, imitando su voz. Le sonrío.


- Dime... ¿te estoy entreteniendo? quizás tengas cosas algo más importantes que hacer –

Una risita nerviosa se me escapa y acomodo mi cabello detrás de la oreja.

- No, para nada – contesto bajito – que voy a tener que hacer a esta hora - se me ocurre con bastante claridad que podríamos hacer él y yo ahora, sin embargo no estoy segura de pedírselo, después de todo no tengo mucha experiencia en eso que digamos, sin embargo después de un suspiro me decido a confiarle lo que estoy pensando, no quiero que se vaya aún. – Quieres quedarte a cenar? – tomo su mano despacio, levantando el rostro luego para mirarlo – te juro que sí se cocinar - mi sonrisa delata que es una absoluta mentira.