Primera Clase de Quimica

- Gr… Gracias- - Es muy bonito el lugar, la música, un ambiente muy agradable-

Me causa casi ternura como se comporta Marin, parece tan distinta a como se mira en las clases, por completo fría conmigo, en las que apenas y conversamos alguna cosa distinta al concurso. Ahora, en cambio luce sorprendida, descolocada. Un atisbo de sonrisa aparece en mis labios al notar un leve rubor en sus mejillas, multiplicado por la luz suave de las velas que se pega casi como una caricia a su piel .

- Me da gusto que te agrade - contesto sinceramente, buscando sus ojos sin encontrarlos. Un silencio se instala entre nosotros, uno que me hace soltar un pequeño suspiro antes de mirar al jardín y hablar con la mirada fija en el kiosco. – Estas nerviosa? – espero unos segundos antes de volverme hacia ella y mirarla a los ojos. – Por la olimpiada? - finalizo con una sonrisa.

- Me da gusto que te agrade -
Lo escucho decir aunque yo seguia con la mirada en otro lado.
No sabia que decirle en es momento, que preguntarle, como iniciar una conversacion con el ya que el siempre terminaba rompiendo el hielo, ESQUE ACASO ME PONE TAN MAL ESTE HOMBRE???!!!!!

– Estas nerviosa? –
Porque pregunta eso??!!! SI estoy muy nerviosa, esa pregunta se contesta por si sola

– Por la olimpiada? -

-eh??... yo...- Tardo en responderle, bajo la cabeza y comienzo a jugar con mis manos.
-si... un poco-
-Aunque...- volteo a verlo a los ojos.
-tengo miedo... miedo a defraudarlo-

Desvio mi mirada hacia el kiosco y doy un leve suspiro

- eh??... yo...- -si... un poco—Aunque…-tengo miedo... miedo a defraudarlo-

Me sorprende su respuesta, aunque lo disimulo perfectamente. Suponía que se sentía presionada por mí, pero no que le importara no defraudarme. Con su mirada volteada hacia el horizonte volviéndose noche no se percata de que mi mano se acerca a la suya, posándose sobre esta.

- No tienes por qué - respondo con voz profunda, esperando que se vuelva para mirar sus ojos castaños – No me defraudarás – acaricio suavemente el dorso de su mano y la muñeca – Con lo que te has esforzado hasta ahora me doy por complacido – sonrío un poco - sin embargo se que tendré todavía más motivos para estar orgulloso de ti cuando venga el concurso. - Puedo notar en su mirada que no está muy convencida de mi respuesta, que piensa que se lo digo solo para darle ánimos. Acerco mi mano a su rostro, haciéndole levantar la barbilla, con mis ojos clavados en ella – Te lo digo en serio. – sentencio con firmeza – Confío en ti. – le sonrió despacio, acariciando su mejilla.

-Saga...- -Muchas gracias por apoyarme- Entorno los ojos sin soltarla. Acaba de llamarme Saga. No profesor Saga, sino solo Saga. La observo con atención preguntándome que significará eso para ella, inconscientemente acercándome.


- y por supuesto por aguantarme todo este tiempo-

Sonrío, alejándome un poco.

- Y vaya que ha sido difícil aguantarte – replico bromeando - Mi nariz no ha vuelto a ser la misma desde que te conocí - agrego en tono jocoso antes de que aparezca el mesero con la carta y comenzamos a decidir que pedir.

-Si lo he notado, pues esta un poquito chueca- -Disculpe.... disculpame.... S.. Saga-

Me hizo gracia su comentario y sonrío mientras bajo la carta, la suya tapando por completo su rostro.

- Ah – contesto con tono medio sardónico - será por eso que ninguna de mis alumnas me encuentra atractivo ya, he perdido por completo el encanto - levanto de nuevo la carta para mirarla, pero solo lo bastante para no perderme detalle de su reacción.

- Como extraño las galletitas y los almuerzos caseros que me preparaban mis alumnas...

Mis ojos tienen un brillo divertido mientras aguardo.

-Ah, y lo mas curioso esque creia que estaban envenenadas, pero aun asi se las comio y le gustaron tanto que me las volvio a pedir- -pero....- -con tanto que mi profesor de quimica me ha dejado estudiar, no he tenido tiempo de hacerlas.-

Sonrio no sin cierta malicia al escuchar sus palabras, sin embargo aguardo un segundo antes de responder cuando llega la cena y comienzan a servirnos.

- Yo me refería a mis otras alumnas - declaro con voz ronca, mirándola por encima del plato que acaban de servirnos, atento a su reacción mientras una pequeña sonrisa se va dibujando en mis labios.

Marin no vuelve y comienzo a preocuparme. No se habrá puesto celosa por lo que dije referente a mis alumnas o sí? Suspiro mientras la vista nocturna permanece incólume ante mis pensamientos. Miro el reloj. Es muy poco probable, virtualmente imposible que se haya puesto celosa, me convenzo, después de todo solo es mi alumna. Suspiro de nuevo mientras los minutos transcurren. Miro el reloj de nuevo. No se le habrá ocurrido dejarme plantado a la mitad de la cena o sí? Cualquiera que hiciera eso a alguien como yo no volvería a obtener de mi persona menos que el saludo, ni siquiera una mirada o un pensamiento. Pero con mi alumna del cabello rojo, ya lo sé aunque me niegue a aceptarlo, es diferente.

Y me levanto para ir a buscarla.

Los pasillos largos del sitio no ayudan en mi tarea de localizar a Marin, mas aun cuando una persona se choca accidentalmente conmigo. Mas cuando escucho su voz al menos me queda el alivio de que no me ha plantado en la cena.

- No, si ya lo sé, soy invisible apra tí - contesto a su disculpa con tono jocoso, tomándola por los brazos para apartarla lo suficiente para mirarla a los ojos. - Pensé que te habían raptado de camino al tocador - añado con una mueca divertida - por eso vine a cerciorarme. - Qué hacía? No tenía por qué justificarme con ella, sin embargo sentía que necesitaba decírselo. - Me preocupo por tí - confieso mirándola, mis manos posándose en sus delicados hombros. Su perfume llena mis sentidos y el pasillo oscuro , iluminado apenas pro unas cuantas velas le confiere a sus ojos un brillo casi sensual.

- No, si ya lo sé, soy invisible para tí -
Invisible para mi?? todo lo contrario, si supiera lo que en realidad pienso y siento.
Me toma por los brazos y me separa de si para quedar frente a frente, mirandonos a los ojos.

- Pensé que te habían raptado de camino al tocador - - por eso vine a cerciorarme. -
-Me preocupo por ti-
Algo comico su comentario, sin embargo... la manera en que me dice esas ultimas palabras... sus manos ascendiendo a mis hombros y su mirada fijada en mi... me desequilibraban.

-Saga...- suspiro profundo..., me acerco a el, beso su mejilla y la acaricio con los dedos.
-Gracias- le sonrio

-Saga...- -Gracias-

Sus labios se mueven despacio y sus palabras parecen canto de sirena. Siento su respiración pausada golpeando contra mi mejilla y mis brazos se mueven por voluntad propia, rodeando su cintura; uno de ellos se desliza despacio acariciando su cabello y luego su mejilla para evitar que se aleje de mí. Es el momento perfecto. La penumbra, su perfume, el silencio de la noche aderezado con música de violín a lo lejos. Mis labios se acercan despacio, casi puedo tocar los suyos, adivinando su sabor.

La suavidad de su cuerpo junto al mío.

Sus ojos preciosos refulgiendo con un brillo maravilloso.

La certeza de que este momento será solo mío y de ella.


Su respiración irregular golpea mi mejilla y la cordura vuelve. La suelto y me alejo de ella, pensando en lo que he estado a punto de hacer. Ella es mi alumna! Es la primera regla que un profesor debe respetar, jamás tocar a sus alumnos!

Suelto el aire disimuladamente, sus ojos siguen teniendo aquel mismo brillo en medio de la semioscuridad.

- Volvamos – sentencio, tomando el camino a la mesa.

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Gomene mosha, se me despcompuso la compu u_u trataré de contestarte lo mas seguido que pueda dentro de lo posible. Tqm besoss

Permanecí en silencuio todo el tiempo que fue posible, incluso traté de ignorar el ligero temblor que denotaba mientras se frotaba los brazos, todo ello para acabar soltando un suspiro exaasperado antes de levantarme, quitarme el saco con toda la parsimonia posible y al final colocarselo sobre los hombros desnudos, su piel se sentía cálida contra mis dedos aun cuando tiritaba.

Me volví a mi lugar, tomando un poco de agua.

- Estas muy callada... - comenté como si cualquier cosa - es por lo que pasó hace un momento... - la miré a los ojos, no queria sacar exactamente ese tema, pero era ahora o nunca.

Me colocó su saco al ver que tiritaba de frío (ya era hora!!). Percibí el aroma de su exquisita loción y al sentir sus manos sobre mis hombros no pude evitar rozarlas con mis dedos.

- Estas muy callada... - es por lo que pasó hace un momento... -

Alcé la vista para mirarlo a los ojos.
- Me siento un poco rara..., esque... nunca me había pasado algo así...-

Baje la mirada.
- Mmm... mas bien... nunca había sentido algo así por alguien -

Al confesarle esto no pude evitar sonrojarme. No sé si hacia lo correcto al expresarle mis sentimientos puesto que él únicamente sería mi profesor.

Al principio no daba crédito a sus palabras, después de razonarlo, tampoco, ya que me sentí el profe pervertido de la escuela por un segundo y después... buenoi, saber que al menos no me odia ya es ganancia.

- Yo tampoco - confieso sin pensarlo demasiado, mirándola - la mayoría de mis alumnos son ratones de biblioteca - contesto antes de dibujar una sonrisa y por encima de la mesa tomar su mano, dejando un beso en ella.
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Lo siento preciosa, estoy que muerdo, te había escrito un post super lindo y largo y se me borró!!!!!!!!!!!!!! Arg!

- Yo tampoco - - la mayoría de mis alumnos son ratones de biblioteca -

Su ultimo comentario hizo que se formara una pequeña risa en mis labios.
No voy a negar que me agradó el que me besara la mano, pero... hice bien en decirle eso??

Despues de aquel tierno beso, no me atreví a decirle nada, pues yo seguia pensando en si fue lo correcto.

El silencio predominó por un buen rato mientras comíamos.

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Carajo, no se me ocurria otra cosa mosha, gomene

Si bien conseguí sacarle una pequeña risa el resto de la cena transcurrió en absoluto silencio, no exactamente lo que yo esperaba como recompensa para su esfuerzo en el concurso, pero que remedio, las cosas han tomado un rumbo dramático.

Después de pagar la cena el valet nos acompaña de camino al auto, solo sus tacones de color verde resuenan en el concreto, haciendo que el camino se cubra igualmente de aquel velo silencioso. Las luces de un auto que pasa al frente de pronto me hacen darme cuenta de que esto no esta bien.

- Marin... - pronuncio su nombre antes de acercar el coche hacia la orilla del camino. Quizá esto luce peor todavía, estamos en mitad de ninguna parte pero es ahora o nunca. - La verdad... - tomo aire mientras aferro el volante con ambas manos - me gustas.

Eso se oye todavía peor, no me sorprendería en absoluto si saliera corriendo. La miro de reojo.

No estaba seguro de haber escuchado lo que creía que había escuchado,
pero el rubor de sus mejillas y su cabeza baja me hacen darme
cuenta de que no ha sido solo mi imaginación jugpándome una mala
pasada.

Lentamente suelto el volante y me acerco a ella, tomando su
barbilla entre los dedos para hacer que me mire; tengola intención de
decirle algo, pero me limito a admirar las líneas suaves de su rostro
en silencio. Poco a poco me acerco, mirando alternativamente sus ojos y los labios.

Su respiración choca con la mía....

- Creo que deberiamos volver de una vez - digo con suavidad, separándome de pronto de ella para arrancar de nuevo el auto.

No nos decimos nada, lo único que se escucha es el rumor del aire acondicionado mientras que mantengo las manos con fuerza sobre el volante para evitar darme de puñetazos. De todos modos si pudiera hacerlo mientras manejo, lo haría; como es que las cosas han llegado a esto?! Marín es mi alumna y solo eso. Y así es como deben seguir las cosas.

- Donde vives? - pregunto con los dientes apretados luego de que hemos vuelto a la ciudad y he dado unas cuantas vueltas sin sentido - Contéstame, maldita sea, no voy a hacerte nada, solo quiero llevarte a casa y hacer de cuenta que este día nunca pasó - exijo luego de que pasan los segundos y no responde.